lunes, 29 de septiembre de 2008

Wedawn - Reencarnacion (2006)


01 - Amor Esquizo
02 - Demasiado Tarde
03 - Todo el poder
04 - No corras mas
05 - El deseo mas oscuro
06 - Sera lo mejor
07 - Reencarnacion
08 - Cadena perpetua
09 - Ya no estas
10 - Un gran rencor



¿Quién dijo que en Coquimbo no hay espacio para el hard rock? El bravo puerto pirata, que ha pasado a la leyenda por ser la cuna de los legendarios Viking 5 y por ser uno de los bastiones de la pachanga en nuestro país, barre con el prejuicio y, pese a que la chasconería local se agrupa con abrumadora mayoría en torno al metal, los hardrockeros también muestran su propuesta, pero aún en un carácter embrionario, pues son sólo dos las bandas coquimbanas de este tipo: The Jibias y Wedawn.
Estos últimos se formaron en 2001 como una banda tributo a Black Sabbath, pero luego mutaron a crear su propia propuesta musical. Una propuesta de hard rock moderno, quemante e incendiario, que recuerda al Metallica del álbum negro, a Danzig y a Black Label Society, donde los riffs brutales del guitarrista Ricardo Carmona, un superlativo músico con un estilo en la más pura
tradición de Zakk Wylde, se afiatan apretadamente con la sólida base que construyen los también excelentes Manuel Muñoz y Sebastián Vilches, forjando una fuerte y resistente construcción sonora donde relucía la labor del cantante Raimundo Véliz, aguardentosa y rugiente. Con ese lineup registraron en 2005 su primera producción, el álbum-rehearsal “Realidad Absoluta”, del cual cortes como ‘No me quieren ver’, ‘Tinieblas de Cristal’, ‘Arriesga tu Alma’ y ‘Alcohol, Tabaco y...’ constituyen clásicos e infaltables del repertorio que todos los viernes entregan en el pub Duna de Coquimbo, lugar que sirvió de locación para las fotos del interior del disco y del cual son la banda estable.
Hoy Véliz ya no está, y Wedawn (“Güedáun”, mapudungún para “corromperse” o “hacerse malo”, desde el adjetivo “wedá”, que significa “malo”) ahora es un trío donde las labores vocales recayeron en manos del bajista, líder y compositor de la banda, Manuel "Alacran" Muñoz, dueño de un versátil, aguardentoso y grueso timbre que termina de afilar ese cuchillo que es Wedawn en los oídos.
“Reencarnación”, segundo disco de la banda y primero con esta formación de power trío, está compuesto por diez cortes, en los cuales llama notoriamente la atención el excelente sonido que se logró, el cuidado y perfeccionista trabajo de arreglos y, por sobre todo, el alto nivel de combustión que tiene el rock de Wedawn. A mi parecer, suenan con unas pelotas que muy pocas bandas nacionales plasman en el estudio. Pelotas que se hacen evidentes en cortes asesinos como ‘Todo el Poder’, ‘Cadena Perpetua’, ‘No Corras Más’ y la excelente apertura ‘Amor Esquizo’.
Pero Wedawn no se queda en la enorme efectividad de su propuesta cuando arde al máximo. Pese a que el fuego y la potencia son las líneas dominantes del disco, también se atreven a ser melódicos de un modo desprejuiciado y a sonar algo más accesibles, como en la inteligente estructura de ‘Demasiado Tarde’, en el espacio abierto de ‘Ya No Estás’ o en la melodía orientaloide de ‘Reencarnación’. Pero siempre queda en evidencia un gran manejo instrumental por parte de los chicos, una banda ensayada, forzuda y afiatada como pocas puede ofrecer el under local de hoy. A lo largo de 50 minutos, la performance de cada músico muestra gran entrega, destreza técnica (sin caer en el lucimiento gratuito ni lo pomposo), y un nivel que los cabros lograron tocando todos los viernes, a veces por más de tres horas, echando mano a un vasto repertorio de covers.
Pese a todo lo anterior, la nota más alta del disco se la lleva la tremenda, sentida, intensa y –valga la redundancia- oscura balada ‘El Deseo Más Oscuro’. El sexo tortuoso, transpirado y pasional que retrata la letra se hace manifiesto en este impresionante corte, donde los sombríos acordes y los sabrosos punteos de guitarra dan un aire bluesy que trae a la palestra el período clásico de Danzig, y progresando en un crescendo hasta nuevamente llegar a alturas de irresistible fuego.
“Reencarnación” es un trabajo que sorprende y esperanza de cara a lo que puedan entregar las bandas locales durante este 2007. Es un disco de auténtico nivel, que Wedawn debe poner a disposición del público santiaguino lo antes posible, para que su música tenga el impacto que se merece. En Santiago patearían traseros a granel.

Pedro Ogrodnik C.

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